¿Cómo sería tu vida si pudieras tener los ojos perfectamente alineados en solo 20 minutos?

Si te incomoda que te miren a la cara, detestas cómo sales en las fotos, ves doble al leer o conducir o te cuesta acabar el día sin dolores de cuello o cabeza… ya sabes que tener un ojo torcido es mucho más que un problema estético y tal vez quieras saber cómo me libré de mi estrabismo.

Siempre pensé que estaría marcado para toda la vida.

Ahora sé que me equivocaba.

Verás. Yo he tenido estrabismo desde pequeño. Se me iba el ojo y no podía enfocar bien.

Me costaba apreciar la profundidad de los objetos, como si fuera un cíclope, así que de niño tenía las rodillas llenas de magulladuras y heridas porque era raro el día en que no tropezaba con un bordillo o una escalera.

Tenía que sentarme en la primera fila porque desde más atrás era imposible leer la pizarra. Me bailaban las líneas cada vez que levantaba la vista de la libreta. Mis compañeros se burlaban de mí. Lo más bonito que me decían era empollón y gafotas.

Hasta que un día mis padres decidieron llevarme al oftalmólogo. Y a partir de ese momento empezó mi infierno.

El oftalmólogo me dijo que tenía el ojo vago y que tenía que llevar parche. Aunque protesté y traté de negociar las horas para no tener que llevarlo puesto durante las clases, no hubo manera.

A mi lista de motes e insultos le sumaron el de Magdaleno. Porque el parche se parecía al papel de las magdalenas. 

Aquellas burlas e insultos marcaron mi personalidad. Me volví callado y huidizo. Evitaba mirar al resto de niños a los ojos, jugaba a solas siempre que podía y caminaba con la cabeza baja. No solo para pasar desapercibido; también para evitar tropezar y mirar dónde ponía los pies.

De pequeño me operaron de estrabismo, pero no salió bien y me dijeron que no tenía solución

El siguiente curso me operaron de estrabismo. Durante unas semanas parecía que mis ojos se habían alineado. Aquellos fueron los tres meses más felices de mi infancia.

Sin embargo, mi ojo pronto volvió a torcerse hacia dentro.

Cuando me llevaron de nuevo al oftalmólogo, me dijo que me fuera acostumbrando a vivir así porque aquello no tenía solución. 

Es una realidad muy dura de aceptar para un niño de 8 años. Especialmente después de haber vivido durante unas semanas sin estrabismo… para que luego vuelva y te digan que se tiene que quedar contigo para siempre.

Es como si te enseñan las puertas del Paraíso para luego decirte que no tienes derecho y que tu lugar está en el Infierno.

Creer que mi estrabismo no podía corregirse me hizo una persona insegura y muy tímida

Evitaba hablar con chicas por temor a que se burlaran de mí. Me resultaba embarazoso que alguien me mirara a los ojos porque notaba que no sabían a cuál mirar. En las pocas fotos que conservo de mi juventud soy el único del grupo que está mirando para otro lado. A un fotógrafo que nadie más ve.

En la oficina me comportaba como en el colegio: trataba de ser lo más invisible posible. Un día, mientras estaba haciendo fotocopias, se acercó Susana. Ella me caía bien. Era de las pocas personas que no me hacían sentir incómodo cuando me miraba. Habíamos hablado solo un par de veces, pero a mí me gustaba. Por supuesto, nadie lo sabía. Entonces me preguntó si quería acompañarla a almorzar. No me lo podía creer. Le dije que sí, que tenía mucho trabajo (era verdad), pero que podía escaparme 5 minutos.

Aquellos 5 minutos iban a cambiar mi vida, aunque yo no lo sabía.

Mientras echaba azúcar a mi café, Susana me dijo:

“¿Sabes? Mi hermano también tenía estrabismo. Me recuerdas mucho a él. En la forma de ser y de comportarte. Debes haberlo pasado muy mal”.

Las manos me empezaron a temblar. Se me resbaló la cucharilla y cayó al suelo. Ella notó mi incomodidad:

“Tal vez me estoy metiendo donde no me llaman, pero creo que deberías ponerle remedio a lo tuyo”.

“No se puede”, respondí cortante. “Me operaron de pequeño y no sirvió de nada. Los médicos me dijeron que no tenía arreglo.”

“A mi hermano le dijeron lo mismo cuando era niño. Y hace ya 3 años que se operó. Desde entonces tiene los ojos perfectos. Mira. Te voy a dar el número de su oftalmólogo. No tienes nada que perder”.

Tardé dos semanas en pedir cita
Me aterraba que me dijeran una vez más que mi estrabismo no tenía solución

Ya estaba resignado a vivir así toda mi vida, y ahora llegaba Susana y me daba una pequeña esperanza a la que aferrarme. Si tenía razón, sería mi salvación. Pero si no podían corregir mi estrabismo, acabaría más hundido que antes.

Por fortuna, Susana tenía razón.

Aquel oftalmólogo era experto en estrabismo y había operado a más de 1000 pacientes con éxito.

Me aseguró que había operado casos más complicados que el mío y que con una cirugía de 20 minutos podía dejarme como nuevo. 

Me mostró, usando la maqueta de un globo ocular gigante, qué músculos de los ojos tenía que ajustar para que mi ojo dejara de desviarse. Y me dijo que ni siquiera iba a ponerme anestesia general. Que solo necesitaba ponerme unas gotas en los ojos para poder colocarlos en su sitio.

Lo vi tan resuelto y seguro que me convenció al instante.

Tal vez, en el fondo, quería creerle. Pero me pareció cercano y honesto. Y me transmitió una confianza y una seguridad tan grandes que decidí dar el paso.

A la semana siguiente entré en el quirófano. Estuve despierto todo el rato. El doctor me indicaba en todo momento lo que estaba haciendo. Ajustaba, medía con un aparato y luego yo me incorporaba para decirle lo que notaba. Si notaba que me tiraba, si veía doble al mirar a los lados, arriba, abajo…

Veinte minutos más tarde, salía de allí con un espejo en la mano y sin poder creerme la imagen que me devolvía: mis ojos estaban perfectamente alineados.

Cuando salí de la consulta, Susana estaba en la sala de espera, junto a mis padres. Aquello sí que no me lo esperaba por nada del mundo. Fui corriendo hasta ella y le di el abrazo más fuerte que he estrechado jamás.

Desde aquel día, la vida comenzó a sonreírme

De la noche a la mañana, me convertí en un hombre nuevo.

Dejé de caminar con la cabeza gacha. Comencé a enderezar mi espalda y a mirar a los ojos a los demás sin sentirme incómodo. Incluso me atreví a pedirle una cita a Susana. Le dije que era para agradecerle todo lo que había hecho por mí. Pero yo ya estaba colado por ella y creo que lo sabía.

Cinco años más tarde, Susana y yo esperamos a nuestro primer hijo y mis ojos siguen perfectamente alineados. Acudo a mis revisiones anuales y mi oftalmólogo asegura que está todo perfecto.

Te podría decir que lo más importante para mí es que ahora soy capaz de aguantar mucho más tiempo delante del ordenador sin que se me canse la vista. O que conduzco sin problemas y aguanto horas y horas leyendo novelas de misterio. O que me he aficionado a hacerme selfies con Susana porque ya no le tengo tirria a las fotos. Incluso podría decirte que puedo ver películas en 3D (algo que antes era imposible para mí). Pero eso no es lo más importante.

Lo más importante es que he ganado la confianza en mí mismo que nunca tuve de pequeño. Ya no me siento inferior y frágil. Ya nadie me mira raro por tener un ojo desviado. Ahora camino erguido, seguro, con la frente alta y mirando a los ojos a las personas con las que me cruzo.

Hay veces en la vida en que un pequeño cambio, un cambio tan simple como enderezar una micras un ojo torcido, puede provocar la transformación más grande y profunda que puedas imaginar.

Librarme del estrabismo de forma definitiva fue ese pequeño gran cambio para mí. Tal vez también lo sea para ti.

Si quieres que el Dr. Hurtado estudie tu caso y te oriente sobre si la cirugía es el tratamiento idóneo para tu estrabismo, pide cita ahora mismo

Con 1017 operaciones de estrabismo en 8 años, he conseguido que el 90 % de mis pacientes quede perfecto o notablemente mejor.

Soy el Dr. Javier Hurtado Ceña y llevo 11 años dedicándome al estrabismo y a la oftalmología pediátrica.

He operado 1017 pacientes en los últimos 8 años.

Aunque el estrabismo es una desviación de los ojos que, a veces, no puede corregirse del todo, el 90% de mis pacientes ha quedado perfecto o notablemente mejor tras la cirugía.

Como digo, en la mayoría de los casos, con una intervención es suficiente. En los pocos casos en que hay que volver a retocar, una segunda intervención suele bastar para corregir la desviación o las molestias que hayan podido quedar tras la primera cirugía.

Soy el Dr. Javier Hurtado Ceña y llevo 14 años dedicándome al estrabismo y a la oftalmología pediátrica.

He operado 1017 pacientes en los últimos 8 años.

Aunque el estrabismo es una desviación de los ojos que, a veces, no puede corregirse del todo, el 90 % de mis pacientes ha quedado perfecto o notablemente mejor tras la cirugía.

Como digo, en la mayoría de los casos, con una intervención es suficiente. En los pocos casos en que hay que volver a retocar, una segunda intervención suele bastar para corregir la desviación o las molestias que hayan podido quedar tras la primera cirugía.

Cirugía para el estrabismo: ¿Es realmente efectiva o puedo quedar peor que antes?

Una de las claves de mi tasa de éxito está en la experiencia acumulada operando casos de estrabismo. Eso es algo fundamental. Y una información que deberías preguntarle a tu cirujano antes de ponerte en sus manos.

Porque no es lo mismo un cirujano que se ha especializado en estrabismo y ha operado cientos de casos, que uno que ha practicado esta delicada cirugía en unos cuantos aunque quizá sea el mejor operando cataratas o desprendimientos de retina.

El otro elemento clave que me permite alinear los ojos a la primera en la mayoría de casos e impedir que quedes peor que antes es mi forma de operar.

Cuando no hay alguna discapacidad que lo impida, te puedo operar con una gotas que anestesian los ojos

Si no hay ninguna circunstancia o discapacidad que lo impida, no es necesario aplicar anestesia general y dormirte entero para operar. 

Para operarte voy a aplicar unas gotas que anestesian los ojos.

Esto tiene la gran ventaja de que evitas los riesgos de la anestesia general.

Pero además, como permaneces despierto durante toda la cirugía, podemos comprobar in situ cómo están tus ojos después de corregirlos y hacer los ajustes que hagan falta para evitar cirugías adicionales.

Es decir: yo opero los músculos necesarios y puedes comprobar ahí mismo cómo has quedado. Si tienes molestias, si sigues viendo doble o si se siguen desviando los ojos. Y si es así, ajusto los músculos de tu ojos hasta dar con el mejor resultado posible. 

De hecho, algunos pacientes incluso sacan un espejo para mirarse y comprobar en el mismo quirófano cómo han quedado. 

Pero voy a serte totalmente franco:

Los resultados son más exactos cuando ha habido una cirugía previa. Es decir, que si es tu primera intervención, hay posibilidades de que el resultado no sea perfecto, aunque sí es muy probable que quedes notablemente mejor.

En la mayoría de los estrabismos, con una intervención es suficiente. En los pocos casos en que hay que volver a retocar, una segunda intervención suele bastar para corregir la desviación o molestias que hayan podido quedar tras la primera cirugía.

¿Y qué pasa después de la cirugía?

Tras la operación, es habitual sentir unas ligeras molestias en el ojo manipulado. Pero podrás recuperar tu vida normal a los 3-4 días de la cirugía.

Durante todo el proceso me tendrás disponible por whatsapp para que responda todas las dudas que te surjan o si tienes alguna urgencia.

Al mes de la cirugía te daré el alta y te informaré de las medidas que puedes tomar para que no tengas que volver a operarte.

Te mereces acceder a los últimos avances en cirugía del estrabismo

Si eres candidato para una operación, te vas a beneficiar de algunos de los avances y mejoras que he ido introduciendo en los últimos años.

Algunas de ellas son:

  • La sustitución del uso de puntos en la cirugía por un “pegamento”. Una sustancia biocompatible que reduce las molestias postoperatorias al mínimo.
  • El uso de una anestesia menos agresiva que la anestesia pinchada que normalmente se utiliza para los casos más difíciles.
  • El empleo de un aparato que permite hacer unas mediciones más exactas del estrabismo en todas las posiciones del ojo y medir con precisión milimétrica los desvíos  tras la operación y en las revisiones.

Tan pronto como en una semana tras la primera consulta, puedo operar tu estrabismo

Entiendo que el miedo puede frenarte a dar este paso. Al fin y al cabo, tal vez creías que no había una solución verdaderamente eficaz para corregir la desviación de tus ojos.

Tras 14 años tratando pacientes como tú, puedo decirte que operar es el último recurso. De hecho, si veo que es posible corregir su estrabismo con una gafa, prismas o tratamientos de terapia visual, yo seré el primero en proponértelo.

Pero si la cirugía es la opción idónea para ti porque todo lo anterior no ha funcionado, te lo haré saber. Y podemos programar la operación tan pronto como en una semana desde nuestra primera consulta.

Porque los dos sabemos que el estrabismo es mucho más que un problema meramente estético. Y que nadie debería verse privado de una vida normal cuando existe una solución fiable y segura.

Con cariño y determinación.
Dr. Javier Hurtado Ceña

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